Aún no sabemos cuánto durará la cuarentena ni cuál será el desenlace, pero las empresas deben concentrarse en la preservación de cash. Este es el activo que más escasea —y se necesita— en situaciones como esta.
Las medidas tomadas por el gobierno, aunque acertadas para contener el contagio de la enfermedad, vienen teniendo y tendrán un impacto significativo en un sinnúmero de empresas. En este contexto, conviene a las empresas adoptar una cash culture, o cultura de efectivo, que permita a la empresa enfocar sus distintas áreas —y procesos— en cuidar el efectivo actual, generar la mayor cantidad posible en el corto plazo y administrarlo eficientemente durante el tiempo que se prevea que dure esta crisis y el negocio pueda regresar a una cierta normalidad. A continuación, algunos consejos para adoptar una cash culture en las empresas:
Foco en el efectivo:
- La generación y administración del efectivo es la nueva prioridad.
- Apoyado en proyecciones financieras y flujos de caja y tesorería, calendarizando tanto los ingresos como los egresos.
- Hacia el corto plazo: cada día tiene un plan, y cada semana es un ciclo de planificación.
- Cada ingreso, gasto y cuenta es relevante, y requiere un análisis específico.
Cultura de efectivo:
- El efectivo se vuelve una variable clave para la gerencia y la gestión del negocio.
- La contabilidad tradicional (y el principio de devengado), así como las ventas, pasan a un segundo plano, si no aportan a la generación de caja. La caja, no las ventas, cubre los gastos y paga las deudas.
- Se vuelve clave la anticipación de situaciones en las que no alcanzará el efectivo; se debe tener un enfoque de planificación, en vez de reacción.
- Esta cultura permite identificar el gasto no necesario o el efectivo “mal gastado” más rápidamente.
- Los valores en libros de los activos son costos hundidos, lo importante es cuánto se puede obtener por ellos en los momentos de crisis.
- Reportes y reuniones semanales se vuelven cruciales.
Acciones para administrar y preservar el efectivo:
- Identificar las principales fuentes y cuentas de efectivo de la empresa, y su uso en el corto plazo.
- Priorizar los ingresos y gastos de corto plazo.
- Identificar transacciones extraordinarias o no recurrentes.
- Restringir gastos no esenciales.
- Reducir inventarios sin afectar el servicio al cliente.
- Retrasar gastos de capital.
- Negociar esquemas con los trabajadores que permitan reducir el gasto en personal en el corto plazo, así como solicitar posibles reducciones por un tiempo definido de gastos operativos, como alquileres.
- Revisar los incentivos dados por el Gobierno (ej. Sunat) para la liberación de fondos y reducción de salidas de caja de corto plazo.
- Solicitar mayores plazos de pago a los proveedores y tratar de reducir las cuentas por cobrar a clientes. Importante en este punto saber identificar a los proveedores y clientes que tenían condiciones previas “demasiado buenas”, y a aquellos que son esenciales para el funcionamiento de la empresa.
- Identificar cómo la nueva coyuntura está afectando al negocio y si éste se puede adaptar de alguna manera a esta nueva realidad, inclusive si es solo por algunas semanas.
- Evaluar la venta de activos no fundamentales, así como la venta sujeta a un contrato de alquiler de largo plazo de activos fundamentales, como por ejemplo el terreno donde opera la empresa.
- Refinanciación o reestructuración de deudas.
Al no saber cuánto tiempo durará esta crisis, ni qué tan severa se pondrá en los próximos días, semanas, o meses, adoptar este enfoque lo antes posible puede ser la clave para la supervivencia del negocio.