¡Cuidado con los emprendimientos!

Iniciar un negocio propio puede ser una de las mejores decisiones que se tomen en la vida. Si todo resulta bien, los beneficios serán considerables: mayores ingresos que en el mundo dependiente; se construye un negocio y marca que pueden ser vendidos en el futuro; independencia en la toma de decisiones y para tener una vida sin las ataduras de los trabajos dependientes; trabajar hasta cuando uno quiera (nadie te jubilará); saber que el esfuerzo extra que uno le ponga generará un beneficio directo; y, la más interesante para muchos: poder llegar a ese momento en que se trabaja por hobby, porque a uno le gusta, más que porque se tiene que trabajar.

En la actual coyuntura, en la que se han perdido más de medio millón de trabajos formales, muchos de los afectados, frente a una demanda laboral con pobres expectativas de recuperación en el corto plazo, estén pensando iniciar, o ya iniciaron, un negocio propio. En principio esto está perfecto, ya que en realidad no importa cuando uno comienza un negocio si es que finalmente termina siendo exitoso. El problema es que iniciar y desarrollar un negocio exitoso es mucho más difícil de lo que parece, y hacerlo en una situación de apuro, ansiedad e incertidumbre, puede llevar a tomar algunas decisiones que terminen por lapidar, tarde o temprano, el naciente emprendimiento.

Detallo a continuación algunos consejos e ideas a tomar en cuenta al iniciar un negocio. Importante mencionar que, en los últimos 13 años, he iniciado varios negocios, algunos de los cuales han crecido y son ahora rentables y estables, y otros (la minoría, afortunadamente) que murieron en el camino. Estos aciertos y desaciertos (sobre todos los últimos), te enseñan una serie de lecciones, que, de saberlas al inicio, pueden hacer toda la diferencia.

  • Esperar una buena, o excelente oportunidad, ya que estas no están “botadas”, listas para que uno venga a aprovecharlas. Hay que observar, estar atento, viajar, estudiar, leer, conversar con personas fuera del círculo habitual, y eventualmente algo interesante aparecerá. Puede demorarse varios meses, e inclusive años, por lo que emprender en la primera cosa que a uno se le ocurra, o hacerlo apurado (porque, por ejemplo, me quedé sin trabajo y necesito ingresos), puede ser un grave error.
  • Una vez identificada una o un par de oportunidades, hay que verificar si uno tiene las habilidades para poder explotar esa oportunidad, y entender si se tiene alguna ventaja competitiva para diferenciarse de los demás (conocimiento, contactos, ubicación geográfica, producto diferenciado, exclusividad en la distribución, etc.).
  • La tendencia humana es pensar en todo lo que puede salir bien, pero cuando se inicia un negocio lo recomendable es pensar en todo lo que puede salir mal. Es aconsejable ponerse en los peores escenarios, a nivel general y por área (producto, precios, promoción, producción, recursos humanos, etc.) porque de esta manera se podrán solucionar varios de los problemas antes de iniciar el negocio, y si no se pueden remediar los cruciales, será motivo para descartar la oportunidad y esperar la siguiente.
  • Es también recomendable tener un enfoque de manejo de riesgos, que en muchos casos implica tener un plan B. Por ejemplo, si se va a invertir un capital importante en algunos equipos, se puede validar previamente que esos equipos tengan un valor de reventa atractivo, en caso el negocio no avance y se tengan que liquidar los activos (es mejor algo que nada). Y, respecto a la inversión inicial, recomiendo, sobre todo si es la primera experiencia de emprendimiento, que sea un negocio no intensivo en capital. Hay varios negocios que no requieren mayor inversión, por ejemplo, servicios profesionales para empresas, donde la mayor inversión es el tiempo que uno le dedica. Un negocio que implique usar todos o buena parte de los ahorros, endeudarse, hipotecar la vivienda, adelantar la herencia, o algo similar, y que luego no funciona, puede ser un lastre durante décadas. Asimismo, es importante diseñar un modelo de negocio que tenga los menores costos fijos posibles, “variabilizando” todo lo que se pueda, ya que “los costos fijos son ciertos, pero las ventas son inciertas”.
  • Relacionado con el punto anterior, ¡revisen las finanzas del negocio! No todos saben de números o finanzas, pero es fundamental, en el peor de los casos, proyectar los ingresos y gastos, y calcular indicadores clave como punto de equilibrio del negocio, rentabilidad esperada, periodo de recuperación de la inversión, necesidades de capital futuras, etc. Este tema es complejo y daría para un artículo completo, pero en este punto la recomendación es hacer algún tipo de análisis financiero, aunque sea básico (autodidácticamente –leyendo un libro o llevando un curso online–, contratando a un asesor, incluyendo a un socio que conozca de estos temas, etc.).
  • Saber que en los primeros meses, y posiblemente años, el negocio tendrá muchos altibajos, siendo clave poder mantener la motivación y el ánimo, y seguir intentando. Todos los beneficios mencionados en el primer párrafo no llegan solos, y se requerirá mucho esfuerzo (sino, ¡qué fácil sería!).
  • Para emprender se tiene que tener una mentalidad abierta y flexible. El mundo corporativo es totalmente diferente. Las estructuras de una empresa con más de 1,000 trabajadores y más de 30 años de historia no van a funcionar en un emprendimiento. El emprendimiento debe ser ágil y adaptable, y las decisiones se deben tomar rápido.
  • Aunque tome tiempo, hay que saber elegir a los socios correctos. La amistad o los lazos familiares no garantizan que dos o más socios tengan una buena química manejando un negocio. Conviene entonces evaluar previamente las personalidades, los valores, los enfoques para hacer negocios, los planes a mediano y largo plazo para la empresa, etc. Asimismo, tener las reglas claras desde el inicio (un acuerdo de accionistas) es muy recomendable.
  • No descartar adquirir una empresa en marcha, ya que en la actual coyuntura hay varias empresas saliendo del mercado y se pueden encontrar marcas consolidadas y empresas con una buena cartera de clientes que simplemente se quedaron sin cash. No obstante, en este caso es también clave entender si uno tiene las habilidades y ventajas competitivas para poder sacar al negocio de la situación actual y hacerlo crecer en el futuro.
  • Finalmente, ser disciplinado, ordenado y ahorrador son también requisitos fundamentales. He visto muchos casos en que el producto era adecuado, la demanda respondía, la empresa era rentable, pero no se administraron bien los recursos (se sacó plata antes de tiempo, se gastó de más en temas no relevantes, se contrató más gente de la que se debía, etc.), con lamentables consecuencias.

La actual coyuntura presenta muchos desafíos, pero también oportunidades. Se están creando muchos espacios para emprender, y el que tome las decisiones correctas ahora puede terminar en algunos años en una situación muy ventajosa. La mejor de las suertes a todos los emprendedores que nacen de esta crisis, el esfuerzo valdrá la pena.