La (renovada) importancia de la diversificación

Lo que nos depara el futuro lo podemos clasificar bajo tres categorías: lo que sabemos, lo que no sabemos, y lo que no sabemos que no sabemos. En la actual coyuntura, me atrevería a decir que la gran mayoría de lo que sucederá en los próximos años cae en las últimas dos categorías.

El Covid-19 es un evento exógeno que ha aparecido en un momento en que ya existían una serie de desbalances en el mundo, y dependiendo de su severidad y las decisiones que tomen los gobiernos, podrá ser el detonante de problemas muy serios (a nivel nacional e internacional). Existe incertidumbre, dentro y fuera del país, en los ámbitos económico, político, social, tecnológico, ambiental, etc. y los riesgos están en todas partes. Este post no pretende analizar los escenarios a los que nos podemos enfrentar, sino evaluar qué se puede hacer en una situación de muy baja predictibilidad.

La diversificación, dentro del mundo financiero, es un concepto de mucha relevancia y siempre presente en las gestiones profesionales de activos (en mayor o menor medida), que básicamente dice que no es recomendable tener todos los huevos en una canasta, porque esa canasta se puede romper. O dicho de otra manera, mientras más “repartido” esté el patrimonio de una persona o empresa, menores las probabilidades de que éste se vea seriamente afectado en periodos de crisis. En esencia, es un concepto bastante lógico, que debería regir las decisiones de inversión de empresas y personas.

No obstante, en la práctica muchos no lo tienen presente y no lo utilizan, principalmente por la limitada capacidad de los seres humanos de entender los riesgos y actuar lógica y disciplinadamente. Y es en situaciones como la actual en que el concepto se hace presente, pero más como algo que se debió hacer, en vez de algo que también será clave en los próximos meses y años. Por poner un ejemplo, una persona o empresa que antes de la pandemia tenía, por decir, 10 restaurantes exitosos, y le iba muy bien, no se le ocurrió, en vez de abrir tantos restaurantes, empezar a invertir en otros sectores, o inmuebles, o en el mercado de capitales. La lógica muchas veces es: “soy bueno en lo que hago”, “este sector solo puede mejorar”, “quiero consolidar mi posición en el sector”, sumado a no tener una forma de pensar, o el chip, de que las cosas pueden cambiar en cualquier momento.

Como todos sabemos, las cosas cambiaron, y lamentablemente, el sector restaurantes, como muchos otros, se vieron seriamente afectados, y la situación ideal en que muchos empresarios y empresas estaban el año pasado, varió completamente. Para aquellos que tenían su patrimonio muy expuesto a un solo sector o tipo de activo, que ha sido afectado por esta crisis, la situación actual puede ser muy difícil. Y peor aún, es que los seres humanos olvidamos rápidamente, y las duras lecciones de esta crisis pueden no quedar aprendidas para las siguientes.

Entonces, la diversificación era importante antes de esta crisis, y será muy importante para lo que viene. Es muy probable que muchas personas estén pensando –porque es lo natural– que regresaremos a una cierta normalidad, que uno podrá seguir haciendo lo que hacía y que las reglas bajo las cuales funcionan las cosas se mantendrán. Obviamente hay una probabilidad grande de que eso pase, y es lo que todos queremos, pero también hay una posibilidad relevante de que los próximos años sean muy difíciles, y que tengamos que vivir con algunas o varias de las siguientes realidades:

  • Una depresión económica prolongada.
  • Inflación o hiperinflación de monedas de reserva.
  • Crisis sociales y políticas en Perú que deriven en una elección en 2021 de un presidente anti sistema/ populista.
  • Innumerables quiebras de empresas y niveles de desempleo permanentes no vistos en los últimos 100 años.
  • Crisis de deuda de gobiernos y serios problemas con la estabilidad de la Zona Euro.
  • Guerras comerciales y nacionalismo exacerbado. 
  • Mutaciones del virus o imposibilidad de encontrar una vacuna, con lo cual estemos en esta realidad durante años, afectando estructuralmente a sectores como turismo, conciertos/cines/estadios, restaurantes, etc.
  • Decisiones de los gobiernos de restringir los viajes de trabajo y placer para reducir la probabilidad de que un nuevo virus se propague por el mundo.
  • Etc.

De suceder uno a varios de estos eventos, será lo que nos toque vivir. No obstante, conceptos y herramientas como la diversificación pueden mejorar sustancialmente el futuro económico de empresas y personas. Por ejemplo, dada la situación que atraviesa el Perú, y lo que puede pasar en las elecciones del 2021, valdría la pena evaluar la exposición de los ingresos de la empresa o el patrimonio personal al desempeño del país. Asimismo, regresando al ejemplo del empresario gastronómico, si existe la posibilidad de diversificar hacia otros sectores, conviene analizarlo, en vez de invertir lo que se tiene y no se tiene en rescatar los 10 restaurantes en el corto plazo, buscando también separar el patrimonio individual del patrimonio de la empresa. Y sucede lo mismo con los inmuebles, depósitos a plazo, bonos, acciones e inclusive el dólar. Con un futuro tan incierto, ninguna apuesta es segura y la diversificación debe ser primordial.